Las sombras


Un microrrelato de amor alucinado cargado de magia positiva.


No te lo vas a creer, pero déjame que te cuente una cosa.

Hoy, cuando te observaba desde la ventana de mi habitación, sentada en aquel banco del parque junto a la fuente, leyendo ese desgastado libro de poesía que siempre llevas contigo, he visto como tu sombra se ha despegado de tus pies y furtivamente ha resbalado sobre las margaritas que adornan el césped del jardín, ha cruzado imprudente la calle pegada al asfalto como una mancha de aceite viajera, se ha deslizado por el muro de mi casa escalando como una lagartija hasta la ventana abierta de mi cuarto, ha entrado por ella sin pedir permiso, rebosando el alféizar en el que me apoyaba, y ha cogido de la mano a mi sombra que se proyectaba sobre la pared desde el foco de mi escritorio y juntas se han besado fundidas en un abrazo, se han entrelazado una con otra como el humo de un cigarrillo, han revoloteado voluptuosas por el techo, acariciándose y amándose sin pudor, incluso he escuchado como reían, y finalmente, después de un último beso, se han separado temblorosamente, como el vuelo de dos mariposas, se han dicho adiós con un lánguido movimiento de sus manos, y después tu sombra ha resbalado por la pared de la habitación hasta la ventana y de ahí, paralela al canalón del desagüe exterior, se ha escurrido hasta la acera y ha desandado el camino hasta llegar de nuevo a tus pies, mientras que la mía ha caido como una ligera tela de gasa negra detrás de mí, y ambas han retomado nuevamente su monótono trabajo de imitar nuestros aburridos movimientos.

Sé que para ti solo soy el vecino raro del tercero, que unicamente nos conocemos de vista, de cruzarnos en silencio por la escalera y que piensas que estoy un poco loco, pero… ¿Hacemos caso a nuestras sombras y nos dejamos llevar?


Cáceres, marzo de 2020

Sombras. (Un microrrelato de amor alucinado). Una historia de un amor alucinado cargado de magia positiva.