Que el amor no respeta las fronteras, es algo conocido; el problema viene cuando nuestro sentido común nos dice que esas fronteras son infranqueables, a pesar de que ya hay alguien llamando a sus puertas.
© 2025 El Peregrino de Casiopea — Funciona gracias a WordPress
Tema realizado por Anders Noren — Ir arriba ↑