La moneda cae tintineando al suelo, rueda hasta debajo de la mesa y tras bailar unos segundos sobre sí misma, finalmente se detiene…
Llegó una mañana en la que la tormenta amainó y el sol hizo florecer de nuevo la vida a sus pies.
© 2022 El Peregrino de Casiopea — Funciona gracias a WordPress
Tema realizado por Anders Noren — Ir arriba ↑