Era la noche de San Nicolás en la ciudad asediada, y Teddy llegó a la casa para cumplir el sueño de una princesita de ojos alegres.
Se sintió como un miserable mercader que compraba la tranquilidad de su alma con dos chocolatinas y un par de raciones militares.
No conocemos realmente a una persona hasta que lo vemos en una situación excepcional. Algunos, en esas circunstancias, dan lo mejor de sí mismos; otros…
© 2025 El Peregrino de Casiopea — Funciona gracias a WordPress
Tema realizado por Anders Noren — Ir arriba ↑